¿Habías oído hablar de los gastro-emprendedores? Quizás como tal, este nombre no llega a serte familiar, pero lo cierto es que son cada vez más comunes y estamos casi seguros de que en alguna ocasión tú has ayudado con una compra a un gastro-emprendedor.
¿Qué significa que una persona sea gastro–emprendedor? En primer lugar, que se trate de un emprendedor y que su negocio o la idea que pretende lanzar esté relacionada con la cocina y por tanto con la gastronomía, con todo aquello que viene del mundo culinario. Este tipo de emprendedores, lejos de las famosas start-ups que tanto se potencian en nuestros días se acercan a un mundo tradicional para hacerlo más atrayente, con nuevas ideas.
Existen diferentes guías sobre cómo emprender, pero concretamente sobre cómo emprender en el ámbito de la gastronomía o cuáles podrían ser los mejores formatos de negocio, no existen tantas. Además, los gastro–emprendedores deben tener en cuenta variables tan concretas como cuál es el contexto donde se intenta insertar el negocio, porque, aunque creamos que Starbucks siendo una gran franquicia especializada en el café también ha tenido problemas a la hora de insertarse en determinados países, cuánto más no los iba a tener un pequeño negocio que está empezando.
Ahora bien, aunque emprender nunca sea un camino de rosas, los gatro–emprendedores están de enhorabuena porque la hostelería es un ámbito que está en auge, cambia día a día y las expectativas y exigencias por parte de los consumidores, hacen que en muchas ocasiones el mercado se pueda revolucionar con una nueva idea. Por ejemplo, el turismo gastronómico lleva despegando varios años y cada vez se consolida como una parte inexcusable dentro de los itinerarios turísticos. Potenciar estas ideas y plantearlas desde otra perspectiva puede ser un desafío.